Bueno es alabar al Señor (…y sólo a Él)

Cada año visito iglesias de distintas localidades y denominaciones para ir elaborando poco a poco un modesto trabajo de campo sobre los cultos y las liturgias.

Recientemente visité una asamblea de hermanos. A diferencia de otros formatos, en los que la alabanza viene determinada por una preselección ordenada de canciones, ahí la participación es libre y quien lo desea puede compartir pasajes de la Escritura, reflexiones, orar y también solicitar himnos y cánticos.

Como suele ser habitual (y esto –creedme– es común a todas las denominaciones) estuvimos cantando temas de diferente ritmo, extensión y calidad poética, pero todos ellos centrados en el mismo asunto: nosotros mismos; literalmente: “en mí”. Es una constante de la que me habréis oído hablar infinidad de veces y por tanto no insistiré en esta concepción distorsionada que tenemos hoy los evangélicos sobre lo que significa adorar y dar alabanza a Dios en nuestros cultos congregacionales.

Pero uno de los cánticos propuestos (sólo uno) se centraba en lo que Jesús es y el gozo de los creyentes en reconocerlo así: Bueno es alabar ¡oh, Señor! tu nombre (de Danilo Montero). Quien solicitó cantarlo, además, propuso la versión en catalán, que “curiosamente” traduce la frase y gozarme en tu poder por i lloar el teu sant nom (y alabar tu santo nombre). Es decir, propugna el valor del canto congregacional por encima de la percepción individualizada.

Lo más sorprendente de todo es que quien nos invitó a cantar este himno, entendiendo perfectamente lo que significa el tiempo de adoración comunitaria centrado en el Señor y no en nosotros (y mucho menos en mí)… fue… un niño.

La próxima vez que oigáis hablar de cómo debemos articular una escuela dominical eficiente, o qué podemos hacer para enseñar a nuestros hijos los caminos del Señor, o veáis que a los más pequeños “se les invita” a estar en otras dependencias del templo mientras los adultos “hacemos las cosas importantes”… preguntaos si no estaremos perdiendo una enorme oportunidad de aprender nosotros de ellos.

© Teo Tweet, 2018

Alabanza comunitaria